Un mes más vuelvo a participar en el reto de «Juego de Blogueros 2.0», este mes dedicado a la calabaza. Un ingrediente que me encanta y que es protagonista en mi casa durante esta temporada.
A pesar de que hago muchos platos con este rico ingrediente, la verdad es que no he tenido muchas dudas a la hora de elegir la receta con la que quería participar este mes en este reto: las chulas.
Este postre siempre me recuerda a Galicia, a los pequeños momentos en los que comparto fogones con las mujeres de mi casa y comparto muy buenos ratos.
Os dejo los enlaces para que podaís ver al resto de participantes de este reto tan bonito:
- Rosamary: https://alacartemenus.wordpress.com/
- Carlota: https://articuina.wordpress.com
- Aisha: http://cocinadeaisha.blogspot.com.es/
- Fran: https://cocinaryacomer.wordpress.com/
- Mònica: http://dulcedelimon.com
- Rebeca: http://enganchadosalacocina.wordpress.com/
- Inma: http://entre3fogones.com/
- Ana: https://entreobleasyaloloco.wordpress.com/
- Silvia: http://kuinetes.com/
- Diego: http://lamejormaneradehacer.blogspot.com.es/
- Leila: http://lanuevacocinadeleila.blogspot.com.es
- Ligia: https://losdulcesdeligia.wordpress.com/
- Ester: https://losmundosdepiru.wordpress.com/
- Maribel: https://picoteandoideas.wordpress.com/
- Taty: https://planetaty.wordpress.com/
- Neus: https://rorosacabolas.wordpress.com/
- Susanna: http://trumpi.blogspot.com.es/
- Kai: http://tuppersmoment.com/
- Silvia: http://unapizcadena.wordpress.com/
Este postre tiene su origen en una celebración de origen celta, llamada Samhain.
¿Qué es el Samhaín? ¿Cuán y dónde se celebramos?.
Samhain es la festividad de origen celta más importante del periodo pagano que dominó Europa hasta su conversión al cristianismo, en la que se celebraba el final de la temporada de cosechas y era considerada como el «Año Nuevo Celta», que comenzaba con la estación oscura. Es tanto una fiesta de transición (el paso de un año a otro) como de apertura al otro mundo. Su etimología es gaélica y significa ‘fin del verano’) Ha sido practicada desde hace más de tres mil años por los pueblos celtas que han poblado toda Europa (en la Península Ibérica, en lugares como Galicia, el norte de Portugal, algunas zonas de Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra), y en gran parte el origen pagano de la celebración podríamos atribuirlo a la celebración Celta, llamada «Samhain»y que tenía como objetivo la reverencia los ancestros.
El calendario galo dividía el año en dos mitades, la mitad oscura comenzando en el mes de Samonios (lunación octubre-noviembre), y la mitad clara, comenzando en el mes de Giamonios (lunación abril-mayo). Se consideraba que el año comenzaba con la mitad oscura, así Samonios se convertía en el año nuevo celta.
La festividad céltica del Samhain se describe como una comunión con los espíritus de los difuntos que, en esta fecha, tenían autorización para caminar entre los vivos, dándosele a la gente la oportunidad de reunirse con sus antepasados muertos. Para mantener a los espíritus contentos y alejar a los malos de sus hogares, dejaban comida fuera, una tradición que evolucionó convirtiéndose en lo que hoy hacen los niños yendo de casa en casa pidiendo dulces.
Esta tradición existía por toda Galicia hasta hace menos de treinta años. Además, también pervive en el norte de Cáceres, alrededor de la zona en la que están situadas las aldeas de habla gallega, y en zonas de Zamora y de Madrid.
(Información extraída de diferentes fuentes de Internet).
Ingredientes:
1 kg. calabaza butternut
200 gr. harina de trigo
3 cucharadas soperas de azúcar blanco
1/2 sobre de levadura Royal
6 huevos
aceite de oliva
sal
Elaboración:
1.Pelamos y cortamos la calabaza en trozos grandes. La ponemos a cocer en agua con una pizca de sal, unos 20 minutos (hasta que la calabaza esté tierna).
2. Escurrimos la calabaza y reservamos parte del líquido donde la hemos cocido, por sí nuestra masa se queda demasiado espesa.
3. Mezclamos la calabaza con los huevos.
4. Añadimos la harina, la levadura y el azúcar. Removemos, con la ayuda de una batidora o unas varillas, hasta que quede una masa homogénea.
5. En una sartén, calentamos abundante aceite.
6. Con una cuchara vamos echando la masa a la sartén. Las freímos hasta que estén doradas y las damos la vuelta para dorarlas por el otro lado.
7. Colocamos nuestras chulas sobre papel absorbente.
Se pueden comer templadas o frías, como más os gusten.
¡Qué las disfrutéis!
Qué variedad de recetas con calabaza, esta me la tengo que guardar también, es ideal.
Felicidades 🙂
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¡Sí! Han salido muchas recetas y cada cual mejor:)
Me alegro que te guste este postre.
¡Un beso!
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Una receta mas a tener encuenta
Buen trabajo 😉
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¡Gracias! Un saludo 😉
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Nunca había oído hablar de ello pero la verdad es que tiene una pinta estupenda! Besos
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Me acabas de teletransportar a las tardes en casa de mi aldea, ya con la luz del otoño algo entrada, en que nos poníamos las botas con las chulas. Siempre guardaba alguna para llevarme a casa, aún a sabiendas de que al día siguiente no están tan ricas. Ahora que vivo del otro lado del Océano es un placer que alguien te recuerde esos momentos. Gracias por tu entrada!
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No sabes lo que me alegra compartir tan bonitos recuerdos alrededor de un plato tan sencillo y tan nuestro.
Muchas gracias por dejarme este comentario. 🙂
Biquiños!!!
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Me encanta la historia de tu receta… y la pinta es estupenda… no me queda mas remedio… tendré que sacrificarme y probarla! 😉 un besito guapa!
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Sí la pruebas, ¡ya me contarás que tal! 🙂 Un besito!!
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Que interesante, desconocía por completo este postre y la historia que le acompaña, pero tanto una cosa como la otra me han gustado mucho. Me apunto la receta para ponerla en práctica aprovechando la temporada de calabazas 😉 Un beso!
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Me alegro mucho que ta haya gustado. Me gusta mucho compartir las recetas y las historias tradicionales, y a veces desconocidas, de mi tierra.
Sí te animas a probarlas, ¡ya me contaras que te parecen! 🙂
¡Un beso!
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Me encanta la historia, me faltas las meigas ummm q bien, y las chulas son un peligro de dulcecitas xD
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Las meigas llegan pronto, con la llegada del magosto jejejeje 😉
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Pues sí, muy chulas, y no dudo que riquísimas 🙂 Y además fáciles de hacer… me encantan. Gracias por compartir, un beso 🙂
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Muy fáciles de hacer, y más para ti que haces unos dulces increíbles.
Un beso 🙂
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Ahora mismo me comía unas cuantas… jaja muy chula tu receta jeje no conocía esta receta tradicional, es parecida a los buñuelos ¿no? Muy buena propuesta con la calabaza Saludos!
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Los buñuelos tienen una masa diferentes y son más grandes y redondos. Para mí gusto las chulas son más ligeras y tienen menos aceite.
Un beso 🙂
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Ok! Gracias por la aclaración! 😉
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Mmmmm! ¡Qué buenas!! Un beso
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La receta es estupenda. El aspecto, delicioso. Y el apunte histórico, muy interesante.
Excelente post.
¡Felicidades!
Besos
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Me alegra mucho que te guste la receta y la historia. Escribí este post con mucho cariño 🙂
Besos.
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Tienen muy buena pinta! Me las apunto para cuando se acaban ideas sobre qué hacer para cenar 🙂
besos
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Sí te animas a probarlas, ya me contarás que te parecen 😀 Besos!!
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